Nuestro cerebro no desconecta ni siquiera cuando dormimos

 

Unas veces nos acordamos y otras no, pero lo cierto es que todos soñamos. Y mucho más de lo que creemos. La palabra sueño evoca a un recuerdo positivo, aunque cuando se trata de pesadillas se confirma que no todos los sueños son placenteros.

Un sueño puede ser un reflejo fiel de lo que ocurre en nuestra mente. Por eso hay que darle la importancia que se merece al significado de los sueños. Vale la pena invertir un rato en averiguar por qué nuestra mente ha desarrollado esos pensamientos mientras dormimos.

El padre de los sueños

Si tenemos que analizar por qué soñamos lo que soñamos, aparece irremediablemente de alguna manera la figura de Sigmund Freud, quien sostenía que los sueños brotan para satisfacer nuestros deseos, y cuya teoría del psicoanálisis defiende que hay una relación directa entre nuestra vida y lo que soñamos. Pero la realidad es que el mundo de los sueños sigue siendo todo un misterio.

 

Hay una parte que tiene una explicación biológica, porque el sistema nervioso aprovecha para hacer algunos ajustes cuando estamos durmiendo. Pero por otro lado hay un componente psicológico muy fuerte. De ahí que los sueños puedan ser una fuente de conocimiento personal.

Cuando dormimos el sistema nervioso sigue trabajando, pero no así la consciencia. Por lo general los sueños aparecen en una fase concreta del descanso, la famosa fase REM, y si ha pasado mucho tiempo hasta que nos despertamos, lo más probable es que no recordemos nada. Por eso es más probable recordar aquellos malos sueños en los que nos despertamos bruscamente.

Los profesionales de la salud lo confirman: en los sueños se refleja bastante la forma de ser de cada persona. Las personas imaginativas tienden a tener sueños con mucha actividad mientras que las personas más cerebrales tienen sueños menos precisos.

Cuándo empezamos a soñar

La respuesta científica es que soñamos incluso desde antes de nacer. Sobre todo en las últimas semanas previas al parto, cuando el feto está ya más desarrollado y va teniendo fases de sueño muy similares a las que va a tener al nacer.

No siempre soñamos cuando dormimos

La razón es que existen diferentes fases del sueño. En la fase de transición, nuestro metabolismo se desacelera y los músculos se relajan. A continuación, se entra en la fase REM, la más propicia para soñar, pero si la calidad del sueño no acompaña como para entrar en esa fase, no soñaremos. Las personas que padecen insomnio se despiertan varias veces durante la noche y quizás se mantengan en las fases de no REM.

 

La razón de las pesadillas

Se trata de un sueño disfuncional, que puede significar que algo en nuestra vida nos está perturbando, pero no siempre tiene por qué ser así. Puede tratarse simplemente de que se haya vivido una situación no agradable justo antes de dormir, como ver una película de miedo, o señal de que se vive en un estado de estrés y de ansiedad.

 

¿Qué hay de real en el contenido de los sueños?

Lo cierto es que hay mucho, porque todo lo que aparece en nuestros sueños ya estaba ahí. Son informaciones que hemos ido acumulando mientras interactuamos con otras personas o simplemente con el ambiente que nos rodea.

 

Pero los sueños no saben procesar la información, y mezclamos recuerdos pasados con otros más actuales porque la consciencia se ausenta; es por esto por lo que se pueden dar en nuestros sueños situaciones irreales e ilógicas.

Así pues, se podría afirmar que mientras dormimos nuestro cerebro está más activo que cuando estamos despiertos, y se dedica a desechar y seleccionar recuerdos. La diferencia es que la lógica está apagada.


0 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *